Terapia anti marketing para vender más que el algodonero diabético que se desmayó en el festival del día del niño

Cuando termines de leer esta página probablemente vas a querer contratarme para que trabaje contigo.

Pero no te lo recomiendo.

Soy caro, obsesivo, digo groserías, seguro haré enojar a alguno de tus clientes, y te entregaré resultados que te provocarían ganas de besarme.

Mejor te sugiero mirar esta terapia con atención y gastar 1/10 de lo que normalmente cobro.

La terapia es breve, potente, y te enseñará cómo hacer babear a tus clientes igual que un San Bernardo frente a un pastel de manzana recién horneado.

Si no eres un canguro enano seguro te gusta el dinero, pero no te gusta vender. Ok, tenemos un problema.

Vamos a arreglarlo.

Mira.

Lo que estoy a punto de contarte me ha dado más alegrías que la prueba de embarazo (negativa) de mi exnovia.

Pon atención.

Cuando tenía como diez años, visitaba con frecuencia a mis abuelos. 

Todas las noches rezaban, veían la zarzuela, y después… hacían algo bastante raro.

Se sentaban a hablar de un algodonero diabético que vivía en la casa de enfrente.

Ese hombre era bastante feo, pero me enseñó la estrategia de ventas más simple y efectiva que hay.

¡Maldito genio!

Comprarle un simple algodón de azúcar era una experiencia casi adictiva y medio emocionante.

¿Un algodonero diabético?

¿En serio?

Si si si.

Todos los días había una fila de clientes desesperados por entregarle su dinero.

 

… No un día al mes.

… No un día a la semana.

… No un día a la quincena.

 

Cada día.

 

¿El día del Super Bowl?  Fila de clientes.

¿El lunes cuando todos están de mal humor?  Fila de clientes.

¿El viernes santo cuando no se come azúcar?  Fila de clientes.

 

Su método era tan raro, que los otros negocios lo miraban con atención y envidia (mucha envidia)

Pero ninguno se atrevía a hacer lo que hacía el algodonero.

¿Por qué?

Porque la mayoría prefiere hacer lo que hace la mayoría.

Y ya sabes que hacer eso es… peligroso.

Espera espera... esto del algodonero ¿se puede aprender?

Pues yo al principio creía que no.

De hecho era escéptico y me parecía poco serio.

Pero en el 2017 me sacudí el miedo, empecé a utilizar su método, y las cosas cambiaron por completo.

No un poquito de cambio. Te estoy hablando de un cambio radical.

Luego lo intenté con mis clientes y… lo que pasó fue asombroso.

Más asombroso que un oxxo con dos cajas abiertas.

¿Y cómo se hace algo así si no tengo la mente de Einstein, la sonrisa de Brad Pitt, ni las nalgas de Jennifer López?

Pues realmente no es muy difícil.

Solo hay que entender dos conceptos sencillos:

El primero… la gente odia vender.

Está estudiado.

Las personas piensan que es sucio, impuro y asqueroso.

Vender = pipí + popó + guacala

Pero no importa cuanto lo aborrezcas… vender es parte de tu naturaleza y no puede evitarse.

Igual que respirar o eructar cuando tomas coca-cola.

Para pedir un aumento, para conseguir socios, para que tu hija se coma la sopa, para cambiar de trabajo, para quedarte con la herencia de la abuela, y hasta para llevarte a alguien a la cama (ohh la la)

Vendemos desde que nacemos y hasta el día que nos vamos al cielo, donde vive Santa Claus.

El segundo… la gente ama comprar.

Solo piensa.

Si a las personas les encanta comprar, entonces vender debería ser sencillo ¿no?

Pues no.

Todo lo contrario.

La gente se complica la vida y termina haciendo las mismas tonterías que todo el mundo.

Mira.

La mayoría de los emprendedores no tienen ni idea de como funciona la mente del ser humano.

Cero.

¿No me crees?

Intenta escuchar los comerciales del radio, observa los flyers que te entregan en la calle, entra a la web de los negocios de tu ciudad, mira los anuncios de las redes sociales.

¿Qué hay?

Discursos vacíos.

Mensajes calcados.

Desesperación.

Personas aparentando profesionalismo y seriedad.

Negocios jugando a no perder.

Eso debería asustarte.

Pero escucha.

Hay maneras de hacer las cosas de una forma simple y efectiva.

De lograr que la gente sienta unas ganas irresistibles de comprarte sin importar qué vendes, ni tus años de experiencia, ni el color de tu logo, ni el signo zodiacal de tu abuelita.

Lo mejor de todo es que no tienes que inventar nada.

¿Nada?

Nada de nada.

Lo único que necesitas es (anota esto en un lugar que mires todo el tiempo)…

Saber cómo poner caliente al cliente.

¿Qué?

Así como lo oyes.

Hay que saber encender sus emociones más intensas y estimular sus fantasías más ardientes.

Solo eso.

Cuando lo logras… todo cambia.

Se hace difícil que alguien pueda aguantarse las ganas de sacar la tarjeta y darte su dinero.

Como una comezón que no se quita.

Pero cuidado.

Para lograrlo tienes que ser sutil.

Sigiloso.

No es algo evidente.

No es obvio.

Parece inofensivo, pero te dan unas ganas de comprar que no sabes ni de dónde vienen.

No despiertas las defensas del cliente… vuelas debajo del radar y vas sembrando pequeñas semillas de deseo que el propio cliente se encarga de regar para que tú las coseches.

Hacer esto no es sencillo, desde luego.

Pero… cuando sabes hacerlo… ay ay ay mamita santa… 

Bueno bueno bueno… aquí lo vas a aprender.

$3,950 pesos mejor invertidos que una noche en un burdel

La terapia anti marketing para vender más que el algodonero diabético que se desmayó en el festival del día del niño tiene nombre largo pero es breve y potente. Como orgasmo de Hobbit.

Son 2 sesiones de 90 minutos (vía zoom) y cuesta $3.950 pesos.

¿Es cara?   ¿Es barata?

No tengo idea, pero eso es lo que cuesta.

Si piensas que es mejor gastar ese dinero en una noche poco loca en un burdel, esto no es para ti. 

Aquí nadie baila arriba de una mesa, ni hay caricias, ni olores raros.

Pero ojo.

Para poder venir a mi terapia debes saber que no trabajo con cualquiera.

Si no me caes bien, no vienes (aunque me pagues el triple).

Nadie invitaría a su casa a alguien que le cae mal, y yo tampoco lo hago.

También debes saber que tengo pocos espacios.

Por eso te pido… no compres esta terapia si tienes prisa.

Casi siempre hay una lista de espera de dos a tres semanas.

Después de recibir tu pago te contactaré con las fechas disponibles y entonces las reservamos.

Si esto te parece mal, a mi me parece bien que te parezca mal.

Y si te parece bien, pues también.

No eres tú. Soy yo.

En secundaria tenía una novia que le decían el pingüino.

Un día me engañó con uno más feo que yo y me rompió el corazón. 

Mira.

Ya deberías estar entendiendo que esta terapia no es para cualquiera.

No lo digo con soberbia, lo digo porque no quiero engañarte como me engañó el pingüino. 

Entonces…

Para evitar malos entendidos, voy a contarte algunas cosas que NO vemos aquí…

× No vamos a ver estrategias para hacer descuentos, promociones y rebajas.

Los descuentos sirven para lo mismo que un surfista en Tlaxcala. Ni 2×1, ni 3÷2, ni dame 5 y préstame 4.  Si vendes calzones en un tianguis puede ser buena idea, pero aquí no lo vamos a ver.

 

× No vamos a perder el tiempo hablando de cómo hacer una marca personal, antipersonal o multipersonal.

Si el tema te llama la atención mejor busca a un especialista en crisis de identidad o a un psicólogo.

 

× Tampoco te voy a enseñar a usar apodos marketeros para parecer importante.

Nada de…  brand ambassador, ceo, nómada digital, inbound marketer, experto en storytelling, networking guru, business woman, crypto coach, serial entrepreneur, tedx speaker, dick sucker.

Eso es para payasos y este no es ningún circo.

 

× No vamos a recitar clichés marketianos del tipo  …enamora al cliente!!!   ..toca el corazón de las personas!!!   …regala valor valioso disfrazado de unicornio!!!

Aprender a vender es mejor que tener un cuerno en la frente y hacer caca de color arcoiris.

 

× No te voy a enseñar a memorizar un pitch como si estuvieras en Shark Tank.

No tienes que memorizar nada ni deberías decir PITCH (es una mala palabra).

 

× De ninguna manera voy a contarte cómo embrujar a los clientes usando neuro marketing o repitiendo mantras de Catemaco.

 

× Está de más decirte que no voy a enseñarte cómo poner una foto sexy en el whatsapp business ni como vestirte para ir a desayunos networkeros.

Ni minifaldas para enseñar la pierna ni mocasines sin calcetines.

Uyyyyy... ya me estoy calentando

La terapia del algodonero diabético está llena de tesoros y lecciones que harán que la gente no pueda trabajar, ni comer, ni descomer tranquila hasta que te compre.

Algunas de ellas son:

[1]

El sucio secreto que uso para caer mal, subir los precios, y hacer que me contraten. Solo con esto tu inversión debería estar recompensada.

[2]

Una manera anti natural pero muy inteligente para que la gente no pueda ignorarte. Igual que al camión de la basura un domingo a las siete de la mañana.

[3]

Por qué tratar de agradar y ser simpático es una de las estrategias de principiante que te hacen vender menos que un metalero afuera de una iglesia.

[4]

Cómo evitar el error infantil en el que cae la mayoría y que asusta a los mejores clientes. Es un error tan fino que solo algunos son capaces de verlo.

[5]

 Una técnica infalible para quedar pegado en el cerebro de la gente como un chicle masticado en la suela de un zapato.

[6]

Las tres palabras que aumentan las probabilidades de que te contraten y que deberías usar en tus citas, llamadas y mensajes. Son tan efectivas que Harry Puter debería incluirlas en su lista de hechizos.

[7]

El método exacto para pedirle hasta al cliente más recatado que no te compre y se transforme en una loba en celo dispuesta a todo para que le vendas.

[8]

Un truco sencillo para crear autoridad en la mente de tus clientes sin tener que decir NADA de ti.

[9]

La historia del hombre que se hizo rico con 15 litros de agua y el que se quedó pobre con 99.

[10]

La rara estrategia que usó un restaurant para aumentar las ventas haciendo esperar a los clientes hambrientos.

[11]

La historia de una ginecóloga que triplicó sus consultas hablando de unos tacones.

[12]

Una estrategia discreta que usé para arrebatarle un contrato millonario a dos vendedores guapos en una oficina de bosques de las lomas… usando unos vans rotos y oliendo a axila ahumada.

Me gustas pero... no te conozco!!!

Pues hola, me llamo Juan. 

Me encantaría decirte que siempre he sido un semental de las ventas.

Un gurú con poderes que han transformado la vida de personas, empresas, gallinas y caballos.

Un chamán que domina las mentes de los compradores con neuro técnicas del inframundo.

Pero no es así.

Soy un tipo normal. Aburrido.

Hace 10 años ni siquiera podía venderle un pastel a un gordo.

Era malo.

Más malo que Abundio, el que vendió su vaca para comprar leche.

Hasta que un día, intenté hacer las cosas al revés.

Guardé la lógica en un cajón y…  funcionó.

Desde entonces, he utilizado el anti marketing para vender… galletas con chispas de colores, pizzas atascadas, chocolates con nombre de beso, piedras muy preciosas, mármol, pastillas que te la ponen más dura que el mármol, servicios de construcción, servicios financieros, servicios médicos, servicios aéreos, refrescos con nombre de cola, papitas en bolsas con más aire que papas, bebidas energéticas, mezcal, cerveza, tequila, software, cursos de arte en el país donde cagaba Miguel Ángel.

Además, siento cosquillas cuando mis clientes me escriben cosas indecentes…

“Juaaan, me volaste la cabeza!!! Aunque hay días que me desesperas y quiero patearte como costal de box, hoy me encantaría invitarte cenar y presumirte mis sabanas nuevas…”

Mmmmmmmm…

El final feliz

Esta monserga está llegando a su fin (gracias a dios).

Para terminar y por si no leíste nada de lo que escribí arriba, aquí hay un resumen de la terapia anti marketing del algodonero diabético…

  • Es una formación corta pero llena de tesoros y lecciones que podrás implementar de inmediato.
  •  Son 2 sesiones de 90 minutos a través de zoom. Tú y yo
  • Paga hasta en 9 meses sin intereses.
  • Por ahora cuesta $3.950 pesos pero pronto costará más.
  • Si haces justo lo que voy a enseñarte los recuperas rápido.
  • No son promesas huecas. No son técnicas mágicas. El anti marketing está basado en la naturaleza del hombre. De una vez por todas dejarás de hacer las mismas tonterías que hace la mayoría.
  • Después de recibir tu pago, te contactaré con las fechas disponibles.
  • No acepto Paypal ni pagos con gallinas ponedoras, únicamente Stripe.
  • No hay devoluciones. Si no estás seguro que esto es para ti, mejor que lo consultes con los astros, con los santos, con la almohada, pero por favor… ¡no compres! 
  • Hay soporte y está incluido. Después de las 2 sesiones puedes escribirme y responderé tus dudas.
  • Si veo que haces algo equivocado, te lo diré. Si veo que tu estrategia no tiene sentido, te lo diré. Si puedo darte ideas y resolver tus inquietudes, lo haré.
  • La terapia vale la pena solamente por esto.

PD: Cuando reciba tu solicitud, me pondré en contacto contigo.

Así que por ahora…

Besos, Bye.

Por $3,950 MXN

* ó paga hasta en 09 meses sin intereses

9 pagos de $439 pesos al mes con Tarjeta de Crédito Mexicana.